Wednesday, July 26, 2017

Volar


¿Quién no ha soñado con volar?

Cuando somos chicos, el volar simplemente consiste en correr con los brazos extendidos hacia adelante y oscilando el cuerpo. Y si te pusiste un pedazo de tela a modo de capa, el efecto es completo.


El "volar" del adolescente por lo general consiste en perderse en sus propios pensamientos. Pensamientos eternos sobre amores, sexo, amistades, traiciones, deportes, sexo, escuela, música, sexo, sexo y más sexo. Hay otro tipo de vuelo, por supuesto, pero no viene al caso.

El adulto es como el adolescente, pero con tanta carga de obligaciones que ni se acuerda de ese concepto lúdico de volar, salvo que tenga que hacer un viaje en avión. Su concepto de "volar" se limitaría a eso.

Particularmente creo que lo que una persona común entiende por "volar" no pasa de una simple levitación. Ahí nomás. A Pocos centímetros del suelo.
Es más, la idea de volar tipo superhéroe es bastante aterradora, al menos para mi.

Cualquiera que se asome al balcón o ventana superior a un tercer piso experimenta una sensación de vértigo terrible. En mi caso en particular la altura me gusta, pero disfrutarla desde la seguridad de un balcón, con una buena baranda que se interponga entre el vacío y yo.

Es obvio que si tuviésemos la capacidad de vuelo, todo nuestro organismo estaría diseñado y andando en función de esa capacidad. Nuestro equilibrio no sería el mismo, por ejemplo.

Nuestro mundo tampoco sería el mismo.
No existirían vehículos, o habría muy pocos, para quienes por edad, discapacidad o restricción no puedan volar.


Habría todo tipo de regulaciones y normas, así como reglas de tránsito, pero en este caso serían "Normas de vuelo": alturas, velocidades. Todo regulado. Todo sistemático.

Entonces volar no sería sinónimo de libertad. Ni sería tan divertido.

Y todos estaríamos convencidos que tener ruedas sería mágico.



Respirar

Pocas cosas hay en el mundo tan retorcidas como el mundo de los sueños. Si uno lo analiza dentro de los parámetros no académicos, hay que...